La actividad agropecuaria, una de las más nobles del quehacer empresarial de nuestro país, es la que lleva en la década del 40 a un empresario visionario a poner parte de sus esfuerzos en esta actividad. Para esto, adquiere y arrienda establecimientos agropecuarios en la Cuenca del Salado (Chascomús, Castelli, etc.) donde desarrolla, dentro de la actividad agropecuaria, la cría bovina de la raza Hereford. En aquellos años era valorado por nuestros compradores, tanto internos como del exterior, la calidad de carnes. Nuestras producciones se desarrollaban en ambientes extensivos, con praderas naturales, lo que nos llevó en los años siguientes y con el avance tecnológico, a saber que lo que estábamos produciendo, no sólo nos hacía un rico aporte de proteínas y aminoácidos esenciales en la dieta, sino también el aporte de vitaminas y minerales y el bajo nivel de colesterol, comparado con la producción de carne en confinamiento, tanto USA como Europa. Estábamos produciendo ganadería casí orgánica, sin saberlo.